lunes, 16 de mayo de 2011

MADRE ARAÑA

Araña Madre enrédame entre tu tela. Mi deseo de morir es intenso.
He visto tanto fuego sobre la tierra.
He sangrado mis heridas como una bestia en el bosque nevado.
Quizás los monstruos que tú devoras no me desprecien de la manera que los humanos me han despreciado.
Déjame montar tu abdomen, Madre Araña, para caminar juntos sobre este mundo de llamas sagradas.
Contigo iremos hacia un país situado en las profundidades líquidas del sol. Hablo de un mundo subterráneo lleno de buitres y águilas que sueltan fluidos de colores de su plumaje mágico. La luna guiará nuestro despegue como un radar en lo alto del cielo.
Araña Madre, cuídame de la neurosis. Mi mente puede volverse en mi contra. Los tanques que avanzan por las calles despiden las bacterias que contienen la locura. En tus ojos la luz baila una danza delirante.
Madre Araña, háblame de un sueño eterno, como la presencia del tiempo y sus hijos celestiales.
Háblame de mundos que caen esféricos a tu cueva de hielo, Araña Madre. Entre tanto yo soñaré la historia de otro universo enredado entre tus telas pegajosas. Ahora que soy eterno. Ahora que de ti soy prisionero.

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