lunes, 16 de mayo de 2011

LA ROBOT

Ella tiene los cabellos eléctricos llenos de rayos, terrible destello, espejismo. Yo tengo la piel plateada de mis antepasados extraterrestres. Mis ojos fotoeléctricos exploran su cerebro lleno de microchips.
Viste de seda para atrapar lunas que rebotan como pelotas radioactivas por el piso. Hay una gaviota que sangra suspendida entre los ángulos invisibles de su mirada. Tiene los senos llenos de circuitos positrónicos invadidos por colonias de insectos cromados.
Hay mundos invisibles en su mente, que se iluminan con los rayos multicolores que emanan sus pensamientos malditos.
Y la acaricio al mediodía. Y la acaricio por la tarde y al anochecer copulamos en el vientre líquido de la estrella. El esperma fluorescente se derrama en el agua como la sangre de un asesinato. La robot mira a sus zonas erógenas pintadas de crueldad.
En las computadoras existen archivos que nos contienen eternamente abrazados, con los labios unidos por una máquina de coser. Mi vientre de plata espera el reencuentro de su pecho de aluminio. Y mis alas de insecto sexual ingieren el sol de sus caricias, mis penetraciones agitadas. Hay una niebla intrusa en las habitaciones que nos oculta del mundo. Mi amor la aspira para respirar flores de soles derretidos en nuestra nave intergaláctica.

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