martes, 10 de mayo de 2011

LA MUCHACHA DE LA LAMPARITA

La muchacha que vive dentro de la lamparita, mantiene interconexiones con las mujeres que habitan en las corolas de las flores. Los voltios dorados se derraman de su cuerpo como una lluvia de luz. Prendo la lamparita solamente para verla hamacarse en sus resplandescencias eléctricas y en los brillos, que cuelgan del techo.
Ella sonríe y luego se pone sus anteojos oscuros. Ella es una nena. Ella es mi muchachita. Ella sólo sabe sonreír.
No conoce el llanto. Atravesada por los rayos me grita enloquecida que todavía no ha podido conocer la tristeza. Y se divierte. Con su cuerpecito llena de flores las llamas del sol. Le pone música a la mermelada de limón que unto sobre las galletitas, para que la escuche cantar cuando desayuno. Y cuando apago la luz, se va en su carruaje tirado por siete caballos y tres pájaros mágicos, a visitar a las amigas de los jazmines.
Saca un cable conectado a sus senos y lo enchufa en las vaginas de cada una de sus amigas amantes. Agitada, les da algunas descargas sexuales.
Después vuelve a dormir a la lamparita, esperando que yo la encienda. Con sus dedos dibuja hombrecitos en las paredes, en las sombras, en el agua y en el fondo de mis ojos, que la miran atravesar el tiempo como un reloj que mueve sus agujas de manera alocada.

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