lunes, 16 de mayo de 2011

EL ROSAL

Un rosal está por dar a luz. Sus rosas dilatan y contraen sus pétalos. Los insectos miran ansiosos el acontecimiento en el jardín. Luego de unas cuantas contracciones, de las flores nacen hombrecitos, blancos, alados, que remontan vuelo. Esos seres invaden las casas en búsqueda de reflejos perdidos en las ventanas. Pero su juego principal consiste en desaparecer y aparecer en las cabelleras de los niños y las niñas.
La planta comienza a girar a toda velocidad, a despedir mujercitas. Las da ya de todos los colores y tamaños. Algunas quedan derretidas sobre las ramas de un árbol, paradas arriba de algún mueble viejo. Pero se vuelven a condensar en el centro de las cajitas musicales.
Por uno de los tallos espinosos asciende un enorme bulto. Una flor está haciendo una gran fuerza. Del centro de su corola aparece la cabeza de una alondra, pronto despliega sus alas sobre el vegetal. Para proyectar arco iris de su plumaje. Para ser parecida a un dios que crea espejismos sobre un mundo descarnado.

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