Usa collares de cobre y aros que le deforman las orejas. Nunca se viste, es como una sombra que el viento puede orientar a cualquier parte. Sus pasos son largos y cuando corre, ningún animal puede alcanzarla.
Con sus garras puede matar a cualquier bestia. Su sonrisa despide intermitentemente estrellas que pueden revivir a las flores marchitas. Las mariposas vuelan alrededor de su cuerpo y de su cuello pende un talismán sagrado.
No es humana, es un espíritu que aparece para beneficio de la Madre Naturaleza. O en definitiva para hacer que las palabras de los hombres que han sido testigos de su existencia, la adoren como a una divinidad suprema. Una divinidad telúrica que nunca podrá ser masculina.
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