jueves, 5 de mayo de 2011

LA DESTRUCCIÓN DEL REINO DEL CRISTAL

Y llegó la legión de los gnomos junto con los silfos nocturnos para dar muerte al Reino del Cristal. En un día que rodó rojizo de las tiernas manos del emperador Lilitih II y se abrió multicolor como una película mágica, una música destructora comenzó a llover sobre las casas amarillas. Los oídos de las doncellas trataron de agrandarse para escuchar el Concierto Apocalíptico de la Lluvia. Pero no hubo piedad; sus tímpanos explotaron mientras las hadas se emborrachaban con vino en la fiesta violeta.
Los duendes y los silfos aprovecharon la ocasión para arrojar relojes gigantes desde sus catapultas de madera. Miles de engranajes y resortes cayeron sobre el palacio cristalino. Lilitith II quiso enfurecer pero se colgó de una lámpara cuando los ratones pasaron debajo de sus piernas. Un piano que había brillado por cuatro mileños intentó huir pero fue herido de muerte por el duende Patmir (Comandante del ejército de los gnomos). Pero el sonido destructor de la lluvia musical fue el principal factor de destrucción.
No hubo piedad para una niña fabricada de los brillos de un crepúsculo. Ni para los conejos o los cobayos.
Se declaró el estado de sitio, lo que provocó una risa destructora salida de la boca de la caverna de una montaña. Esa fue el último sonido que escuché desde el horizonte, con el vientre lleno de vidrios incrustados.
Por varios años lloré mil lunas en mi cuarto agrietado por el sol. Los gusanos y las lombrices cantaron para alegrarme, pero desde la destrucción del Reino del Cristal ya no soy feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario