Sentado en la lengua del dragón veo a las mujeres llorar lágrimas de semen. He sido inmensamente cruel. He sido llevado por las riendas de un misterioso deseo que infectó mi mente hasta las aguas del delirio. He sido para todos el Violador.
Todos los días era traído por mi enjambre de dragones hasta las aldeas, en las que vivían las mujeres más bellas y hermosas. Las que tenían aliento a estrella y frutilla. Sin piedad, las garras de mis bestias, las arrancaban de sus familias y las llevaban a mi palacio. Allí mis soldados las obligaban a desnudarse delante de mi presencia. No me importaba que llorasen a los gritos, con la violencia de un ave rapaz las encadenaba para satisfacer las órdenes de mis más bajos instintos. Luego de saciar mi sexo las encerraba en las cárceles del castillo. Pero ahora han escapado y me han perseguido hasta la playa, y sentado en la lengua del dragón, las veo llorar mi semen elástico y pegajoso. Algunas me arrojan piedras.
Pero ahora han escapado. Sentado en la lengua del dragón las veo llorar mi semen elástico y pegajoso. Algunas me arrojan piedras, pero el dragón levanta su lengua y me lleva a esconderme detrás de sus dientes afilados. Otras, las más enfadadas, consiguen escalar el aire, pero yo me escondo en una habitación que la bestia tiene en su estómago. Me encanta tocar el piano mientras mis dragones vuelan a secuestrar mujeres de las aldeas lejanas. Mujeres que serán vaciadas de su virginidad por mi lujuria. Mujeres que llorarán mi semen en una noche llena de estrellas sangrantes.
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